Por La Cuerda
Larga
Excursión Pto. de la Morcuera-Cuerda Larga-Pto.
de Navacerrada
Casi nada es lo que parece. La
montaña –un mismo lugar– nunca es igual. Dos tópicos pero también dos realidades
que, el sábado 9 de Mayo de 2009, pudimos certificar los que subimos y bajamos
las crestas de una de las cuerdas más transitadas del Sistema Central. Lo
podemos confirmar los que, en tinieblas y en remojo, anduvimos por esos riscos y
falsos llanos el 30 de Septiembre de 2006.
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En el Pto. de la Morcuera (1776
m) y con el Peñalara nevado a nuestras espaldas, Carlos, con su maestría
habitual, nos toma la foto de rigor, que dejará constancia del sitio y de las
personas que, como desde hace tres años, cada dos semanas, nos regalamos unas
horas de conversación y compartimos las sensaciones únicas que nos ofrecen
lugares como estos.
Andando. Son las 09:30 h, luce
un sol primaveral y la temperatura es la propia de la época y de la hora. La
previsión meteorológica es de claros y nubes por la mañana y tormentas por la
tarde. Ya estamos en la falda de La Najarra y el panorama se amplía a cada paso
y cuando, parados para coger fuelle, miramos atrás, el cuadro se hace más
intenso y amplio: al Norte, los llanos de La Morcuera y su cinta negra de la
M-611 bajando a Rascafría, Las Lagunillas, La Majada del Cojo y Los Altos del
Hontanar cuajados de pinos, y hacia poniente, entre pinos, el trazo de tierra
del GR10, que se precipita junto a la Cascada del Purgatorio, que no vemos pero
intuímos, abriéndose camino hacia Las Presillas del Lozoya y El Paular.
El “pelotón” o “pelotilla”
–somos 18– se estira y llega roto a la cima de la Loma de los Bailanderos (2135
m) a las 10:30 h. Descanso y refrigerio para coger fuerzas. Atrás ha quedado, y
por debajo, La Najarra (2122 m) y frente a nosotros se levanta la nava compuesta
por Asómate de Hoyos y Navahondilla (2239 m) precedida del collado de Pedro de
los Lobos (2051 m). Sospechamos lo que nos espera y, por lo que alcanzamos a ver
más allá, no será lo único. Bajada “a tumba abierta” y subida agónica.
Y aquí es donde empiezan a
confirmarse los dichos del comienzo. Al pasar junto a la cárcel de Soto del Real
o, antes, cuando, desde la salida de la M30, echas un vistazo, la Cuerda es una
línea recta con ligeras ondulaciones y una pequeña chepa en las Cabezas de
Hierro, pero ahora, –en directo– las pequeñas ondulaciones son profundos
barrancos y escarpados picos y, además, las dificultades no se presentan de
igual manera con sol que con niebla, con lluvia que sin ella, aunque sean “las
mismas piedras”. En 2006, a pesar de la dificultad de la niebla y de la
llovizna, la sensación de dificultad del terreno –las subidas y bajadas– fue
menor que hoy aunque, entonces, fuera mayor la sensación de frío y humedad.
Entonces no veíamos a más de 10 ó 15 metros a nuestro alrededor y hoy la
visibilidad es de decenas de kilómetros y el espectáculo es apabullante.
A nuestra izquierda hemos visto
pasar, hemos pasado nosotros, los riscos de La Pedriza, su circo y sus
sugerentes piedras más conocidas y hemos recordado nuestro paso por allí el 14
de Marzo, tan diferente a lo de hoy. Después, la Sierra del Francés, la mole
inconfundible de La Maliciosa y La Barranca.
A nuestra derecha, al Norte, a
nuestros pies, el Lozoya y junto a él las manchas ocres de El Paular, Rascafría,
Oteruelo, Alameda, Pinilla y Lozoya y el espejo oscuro del embalse y por
encima, las cumbres de la cuerda principal de Guadarrama donde, con más o menos
acierto, hemos ido situando los nombres que aparecen en el mapa: Peñalara,
Neveros, Reventón, Malagosto, Nevero, Navafría e incluso Hoyo Cerrado y Hoyos de
Pinilla, Sillada de Garcisancho y Cabeza Mediana. Abajo, un manchón verde oscuro
–pinos y robles– y los hilos de agua que bajan de las cumbres de Cabezas de
Hierro, Guarramillas Peñalara hasta La Angostura, primer tramo del Lozoya.
Subir Cabezas de Hierro (2380 m)
(14:00 h) ha requerido, por la abundante nieve que todavía lo rodea, un esfuerzo
extra que se ha visto recompensado por la satisfacción de hacer cumbre y el
disfrute de las vistas.
A las 14:15 h y al amparo de las
piedras de Cabeza de Hierro Menor (2374 m), el mismo sitio que escogimos en
2006, nos apretamos los bocatas y nos relajamos con las vistas del Valle, cosa
que no pudimos entonces, pues solo durante unos segundos se abrió un claro que
nos dejó ver o intuir algún pino que otro. ¡Qué diferencia! Parece otro lugar.
No hay tormenta pero el cielo se está cubriendo de nubes. Entre Siete Picos y
Peñalara vemos llover en Segovia y parece que la nube viene hacia nosotros, pero
en pocos minutos cambia y se desliza por las crestas principales de la otra
vertiente del valle. Nos hemos librado.
A las 16:00 h estamos junto a
los repetidores de La Bola del Mundo (2258 m), que llevamos viendo desde que
coronamos las Cabezas. En 2006 no los vimos aunque estuvimos, como hoy, a 20 m
pero sí los sentimos, los oímos, como los hemos oído hoy. Pero no adelantemos
acontecimientos y vayamos por partes; después de comer y como postre nos
espera la bajada por el caos de piedras que termina en el Collado de Valdemartín
(2151 m). Nos machaca las rodillas que tienen que soportar el empujón de la
gravedad y la inestabilidad de cada paso sobre los pedruscos para, a renglón
seguido, impulsarnos sobre la nieve que cubre el Cerro Valdemartín (2278 m) y
otra vez volver a bajar a Guarramillas (2158 m), subir el Ventisquero de La
Condesa –¿qué condesa y qué hacía por aquí? – y terminar llegando al
Mundo, a La Bola del Mundo.
Sufriendo las articulaciones por la dureza de la pista de
cemento que une La Bola con el Pto. de Navacerrada (1858 m), llegamos al final
del recorrido a las 17:00 h, acompañados por las vistas sobre la umbría de La
Barranca, el pantano de Navacerrada y la nieve –varios metros en algunos
abrigos– que una máquina se afana en retirar de la pista.
No ha llovido ni ha hecho frío y
las nubes han puesto un contrastado fondo, que veremos en las fotos, a las
estupendas vistas. Qué más podemos pedir: café y refrescos en “Las Dos
Castillas” y… … a casa, a reponer fuerzas.
Sebastián Ara Bro
Getafe, 13 de Mayo
de 2009 |